Los inicios
Abrimos La Taberna del Cuatro con vocación de local popular, de punto de encuentro entre nuestros clientes y de complemento al turismo rural.
Hace 25 años, la oferta con la que inauguramos, de tapas, raciones y picoteo, la posibilidad de alargar el aperitivo de un domingo hasta el café, se adelantó en el tiempo. Hoy es una de las mejores formas de compartir el ocio con los amigos.
El respeto a la materia prima y el ajuste de la relación calidad/ precio ha sido siempre nuestra prioridad.
Desde aquellas primeras cazuelitas de albóndigas, la tortilla de bacalao o los pollos asados hasta las chuletas de vaca vieja en nuestra cámara de maduración, no hemos dejado de evolucionar sin alejarnos de los principios. Creo que conocemos a un alto porcentaje de nuestros clientes desde hace años, a muchos de ellos desde niños. Cuando la taberna está en ese punto de ocupación y sosegado barullo que le da el aire que tiene que tener, les miro y me siento muy orgullosa
porque se han hecho adultos, tienen hijos, y siguen escogiendo nuestra casa.
Es lo bueno que tienen los pueblos.